La columna vertebral representa el segmento óseo principal del tronco y una de las partes más complejas del cuerpo humano. Compuesto por 26 piezas óseas, vista de perfil consta de varias curvas (cifosis y lordosis) que son necesarias para otorgar a nuestra columna de movilidad y flexibilidad, así como de rigidez para soportar las cargas. Esta correcta alineación permite transmitir el peso de cabeza y brazos correctamente a la pelvis y piernas. Si no se produce una correcta transmisión existe el riesgo de padecer dolor de espalda, siendo esta la dolencia más común y representa la primera causa de baja laboral.
La columna vertebral la dividimos en varias zonas: cervical, dorsal, lumbar y sacro-coccígea. La biomecánica de la columna varía de unas regiones a otras, pero en conjunto nos aporta movilidad en los tres planos del espacio (flexo-extensión, inclinación lateral y rotaciones).
Las posibles lesiones en la espalda son muy diversas: contracturas musculares, inestabilidad, mareo, dolor neuropático, cefaleas, lumbalgias, lesiones discales… y cuyos orígenes también son muy diversos: sobrecargas musculares, posturas defectuosas, envejecimiento, falta de actividad muscular, desgaste estructural… El tratamiento del tejido que origina la lesión como el de la columna vertebral es necesaria para que no se altere su correcta biomecánica.
Una buena función de la columna se producirá si todas las estructuras que rodean a la columna vertebral están y trabajan correctamente: discos intervertebrales, musculatura, nervios periféricos, ligamentos vertebrales… Los fisioterapeutas son los profesionales encargados de supervisar el correcto funcionamiento de dichas estructuras, por ello es necesario realizar una correcta valoración de todas ellas y con ese diagnóstico pautar un tratamiento específico para dichas dolencias.